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jueves, 3 de octubre de 2019

EL COLECTIVERO QUE SACA SONRISAS


Ariel Esteban Morrelli, vive con su mujer y sus tres hijos en su tranquila casa de la calle Pirovano en el Cruce Castelar.
Nació el 26 de junio de 1976 en San Martín. Sus padres y abuelos fueron panaderos toda la vida, un poco cansado de esta profesión, él decidió cambiar. El 22 de agosto de 2019 cumplió doce años trabajando como chofer en la empresa línea 216 S.A.
Él no es un chofer cualquiera, es uno que saca sonrisas. Hace ocho años se disfraza de Papá Noel cada Navidad. La idea la tuvo uno de sus compañeros en la empresa, se puso un gorrito de Papá Noel que a la gente le agradó. Dos años más tarde lo despidieron a este compañero, entonces él decidió seguir con este gesto hacia la gente.
Comenzó en el año 2011 con un simple gorrito que lo acompañó en todo su recorrido y con una bolsa de chupetines, uno a cada niño que subía al colectivo, era lo que se repartía en ese entonces.
Al año siguiente se sumó la barba, el próximo el traje que su propia mujer lo había hecho y a esto, se le sumaron las bolsitas, porque ya no era un simple chupetín, era un presente lleno de golosinas para cada niño.
Y hace cuatro año, nació esta idea, cada día del niño un cartel enorme en el frente del colectivo con la frase “Feliz día del niño” y un payaso muy simpático conduciendo.
Pero no todo es color de rosas en la vida de Ariel. Existían dos cuestiones que este año complicaban las cosas. En primer lugar, hace menos de tres meses sufrió una parálisis facial que le dejó la mitad de su rostro inmóvil. A eso se le sumaba a la situación económica que sufre en país, no sabía cuánta colaboración iba a recibir para hacer los preparativos. Su familia y una amiga lo convencieron, para que nuevamente este año se pinte la cara, se ponga su ropa y salga en el colectivo desde San Miguel, hasta Morón vestido de payaso. 
Por otra parte, la ayuda económica, llegaba de varias partes, familia, conocidos, vecinos y compañeros de la empresa de Ariel ponían su granito de arena.
Se armaron 600 bolsitas, 200 utilizo él en su recorrido y las otras 400 se repartieron en el
Cruce Castelar, en la esquina más conocida, Avenida del Libertador y Néstor Kirchner, donde cada niño recibía una bolsita con golosinas, muchas sonrisa y la compañía de personajes como la princesa Ana de Frozen, un pirata, Minnie y más payasos. Toda persona que quería y podía, colaboró con esta causa, la de “sacar sonrisas”.
La tarea de este chófer no termina acá. Recibe donaciones y las reparte a quién más las necesita: “simplemente hacemos un pasamano, agarramos los que nos dan y se lo llevamos a otra persona que lo necesite” esto recalca Ariel mientras, nos cuenta que no pertenece a ninguna fundación, conoce muchas familias que necesitan ayuda y el si puede se las brinda.
Este espíritu de ayuda se lo inculcaron sus padres y abuelos, quienes siempre “daban una mano" a los vecinos que la precisaban: “Mis viejos siempre tuvieron vehículo, y era como la ‘ambulancia del barrio’, siempre que pasaba algo, mi viejo ponía el auto y llevaban a uno, a otro al hospital, acá, allá. Mis abuelos lo mismo".
También es el creador de una “Alarma
Vecinal” en su barrio. Este emprendimiento lo tuvo junto a su mujer y sus padres. Se cuidan todos, entre todos.
“Tanto mi mujer como mis hijos me apoyan, porque nos da placer ver esas sonrisas" esto nos decía haciendo referencia a sus recorridos disfrazado “El Paisa", como lo llaman sus amigos, este vecino y colectivero del Cruce Castelar, que genera sonrisas no solo en niños, sino en todas las personas con sus acciones.

Por: Rocío Carrizo 

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